jueves, 20 de marzo de 2008

de todo un poco

EL ABOGADO.

Una tarde un famoso y acaudalado abogado iba en su limosina cuando vio a dos hombres a la orilla de la carretera comiendo césped. Preocupado, ordenó a su chofer detenerse y bajó a investigar.
Le preguntó a uno de ellos:
- ¿Por qué están comiéndose el césped, muchacho?-
No tenemos dinero para comida. - dijo el pobre hombre - Por eso tenemos que comer césped.
- Bueno, entonces vengan a mi casa que yo los alimentaré - dijo el abogado.
- Gracias, don, pero tengo esposa y dos hijos conmigo. Están allí, debajo de aquél árbol.
- Que vengan también, - dijo el abogado. Volviéndose al otro pobre hombre le dijo:
- Ud. también véngase , mi amigo.
El hombre, con una voz lastimosa dijo:
- Pero, Sr., yo también tengo esposa y SEIS hijos conmigo!
- Que se vengan ellos también. - respondió el abogado.
Entraron todos en el enorme y lujoso carro, lo que no fue fácil, aún para un automóvil tan grande como la limusina. Una vez en camino, uno de los pobres tipos miró al abogado y le dijo:
- Sr., Ud. es muy bueno. Gracias por llevarnos a todos con Ud.
El abogado le contestó: -¡Hombre, no tenga vergüenza, estoy feliz de hacerlo!. Ahí van a ver que les va a encantar mi casa....
¡El césped está como de metro y medio de alto!.

Moraleja:
Cuando creas que un abogado te está ayudando, piénsalo dos veces.

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